Somos agua. Aunque las sensaciones empatan en protagonismo. El agua es el principal ingrediente en nuestra visita al hammam. Cuando llegamos al mundo, lo hacemos envueltos en una bolsa de líquido amniótico. Y durante el resto de nuestra existencia, nuestro principal cometido será fluir por la vida.

Somos agua, my friend

En nuestra experiencia en el hammam, en ocasiones nos sentimos trasladados a épocas pasadas. Yendo a veces muy atrás, incluso hasta nuestra infancia. Estar en continuo contacto con el agua y que sea un componente tan vital para todos los seres vivos en todos las fases de su vida, hace que la curiosidad nos embauque cuando averiguamos todas las historias que este cuarto elemento de la naturaleza esconde.  

Este líquido indispensable conforma el 85% de nuestra sangre y el 75% de nuestro cerebro. Incluso nuestros músculos y huesos se componen de este fluido. Nuestro cuerpo es un promedio de 37 litros de agua, lo que conformaría un 66% de la masa corporal de un adulto.

Agua que fluye orgánica

Ya lo dice el refrán, no se echa de menos el agua, hasta que se seca el pozo. Y es que una persona puede sobrevivir un mes sin alimento alguno, pero solo un máximo de 7 días sin beber agua. Es vital, pero no debemos esperar a necesitarla para consumirla, ya que cuando sentimos sed significa que ya hemos perdido el 1% total de agua de nuestro cuerpo.

5 son los minutos que tarda el agua en abandonar nuestro estómago después de haberla ingerido. Uno no puede dejar de reflexionar acerca de lo orgánico que es todo en nuestra vida. Nos componemos de agua, pero de agua que se renueva y fluye, como nuestro ritmo diario, según las decisiones que tomamos y acontecimientos que nos suceden.   

Un recurso valioso y escaso

Aunque otros alimentos nos proporcionan hidratación, es recomendable que bebamos una media de 2 litros de agua al día. Una persona puede utilizar a diario un promedio de 190 litros de agua. ¡Y llegamos a consumir más de 75 mil litros de agua a lo largo de nuestra vida! Nuestros vecinos de continente, los americanos, ingieren cinco veces más agua que nosotros, los europeos.

Impacta saber que en estado congelado pesa un 9% menos que cuando está líquida y por eso el hielo flota. Y es tan valiosa, que asusta saber que el 90% de los recursos existentes de agua dulce de nuestro planeta se encuentran en la Antártida. Toda el agua que existe en el mundo está en la superficie de los continentes. El otro 20% aparece en forma de vapor de agua atmosférico o  se encuentra bajo la tierra. Solo el 2,5% del agua existente sobre la faz de la tierra es agua dulce y solo el 0,007% es potable. Por desgracia, esa cantidad se reduce cada año debido a la contaminación.

Una experiencia única y personal

El agua en el hammam es la clave que nos traslada al paraíso. Sin ella no somos nada y con ella logramos lo que nos propongamos. En nuestra experiencia sensorial nos asea, nos renueva, nos hidrata por dentro y también por fuera. Activa nuestra circulación, libera toxinas, nos tonifica y es remedio terapéutico cuando la usamos a distintas temperaturas.

Hace que nos evadamos de todo lo que nos preocupa y nos hace conectar con nuestro yo más genuino, de forma directa y sin intermediarios. Es rehabilitadora, vital, recreativa, epicúrea… Tan valiosa como las piedras preciosas, como la esencia que cada uno de nosotros lleva dentro y hace que nos caractericemos como personas únicas.

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