“El final del verano llegó y tú partirás”, cantaba el Dúo Dinámico en los sesenta. Nos suenan esa música y esa letra. Aunque las temperaturas veraniegas según en qué ciudades se prologuen hasta octubre y noviembre, septiembre clausura este estío, tal y como lo concebimos en nuestro país: meses de vacaciones, de viajes y fiestas, de descanso y programas contra la rutina o el estrés. Por lo tanto, fin de muchos romances fugaces en los paseos o en las playa, fin de las olas acariciando los cuerpos, fin de las acampadas durmiendo bajo el cielo claro, fin de los ventiladores y aire acondicionado, cese del dolce far niente. No del todo, claro. Hay quienes viven instalados en esa burbuja de no hacer nada, mientras los demás se conforman con el fin de semana o esperan hasta las vacaciones.

Septiembre inaugura el nuevo curso en centros de trabajo y de enseñanza. Y hasta los decretos del Gobierno. Septiembre vuelve a imponer la prisa entre una tarea y la siguiente, activa muchos planes, interrumpe lo que parecía un eterno buen tiempo. Pero septiembre también llega repleto de secretos, información, celebraciones y vida disponible para jugar a vivirla.

Porque después del verano nos llega otra ola de belleza: la del otoño que colorea los campos y los árboles, que se estrena con ropa de entretiempo y regala las primeras lluvias. Los amaneceres del otoño llenan las calles de niños que van al colegio, y a media mañana una algarabía de risas y juegos de recreo inunda cada barrio. Ahora todas las oficinas y comercios están abiertos, se normalizan los horarios y en las calles siguen caminando empleados, paseantes, viajeros y turistas.

Septiembre también es un mes para traer a la memoria hechos históricos y grandes acontecimientos que sucedieron en otros septiembres.

Recordemos: El 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas de Hitler invadieron Polonia, dando así comienzo la Segunda Guerra Mundial. El 11 de septiembre de 1973 Pinochet dio un golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende, comenzando así una dictadura militar que no terminó hasta 1990. También el 11 de septiembre de 2001 tuvieron lugar los atentados terroristas de Al Qaeda contra centros del poder de los Estados Unidos: se destruyeron las Torres Gemelas en Nueva York y se atacó el Pentágono en Arlington. Y otra vez el 11 de septiembre pero de 1714, Barcelona cae ante las tropas borbónicas, después de meses de asedio durante la Guerra de Sucesión. La resistencia se conmemora en la Diada Nacional de Cataluña.​

El Hammam Al Ándalus este mes nos acoge para disfrutar otros valores: la alegría de volver a casa, la limpieza de la piel después del calor y el exceso de sol, la energía para afrontar otra vez los retos, la desconexión necesaria del agobio y la presión que supone volver otra vez al trabajo, a los estudios, a los deberes y obligaciones. Y para afortunados que siguen ociosos, una doble fortuna: continuar gozando de una experiencia única que ayuda a conseguir mayor calidad de vida.