Córdoba puede presumir de haber sido una de las ciudades más importantes del mundo. Hace varios siglos ya, pero en el siglo XV, la ciudad ubicada al pie del Guadalquivir fue el referente de toda una civilización cuyo legado todavía pervive y muchas de sus esencias todavía continúan vigentes.

Hay que remontarse, no obstante, al año 711 cuando los ejércitos árabes y bereberes entraron en la Península Ibérica, y en menos de siete años lograron dejar el territorio de la piel de toro  bajo su dominio casi por completo

Los musulmanes rápidamente eligieron Córdoba como su capital y punto de referencia. Las razones eran muchas: Tenía una situación estratégica: excelente para las comunicaciones y un clima relativamente parecido al del norte de África. En 1756 Abd al Rahman I, miembro de la familia Omeya, convirtió la ciudad en la capital de la España musulmana, lo que rápidamente contribuyó a convertirla en uno de los mayores centros comerciales e intelectuales. En 929, Abd al Rahman III, proclamó el califato y la ciudad alcanzó su máximo esplendor, compitiendo en rivalidad con las mismísimas Damasco y Bagdad, ambos centros históricos de gran prosperidad económica e intelectual.

Durante su  mandato, se construyó la Gran Mezquita de Córdoba (Aljama). En el rosario de anécdotas que riega la impresionante historia de este monumento, hoy signo de identidad de toda Córdoba, figura que llegó a ser un centro de peregrinación musulmana: ya que se decía que en su interior se conservaba el brazo de Mahoma. La Mezquita es un espectáculo visual, para quienes tienen el placer de  visitarla y  poder contemplar  el archiconocido bosque de columnas de mármol y los ornamentados arcos de piedra blanca y roja. Cronistas de todas las épocas se han referido a ella como “el templo musulmán más hermoso del mundo”. En su interior, podemos encontrar el Minarete y el maravilloso patio de los Naranjos. En la actualidad es la segunda mayor mezquita del mundo tras la Kaaba de la Meca.

Córdoba contaba con adornados jardines, cascadas y lagos artificiales. Mediante el acueducto se suministraba agua dulce en las abundantes  fuentes y los baños públicos que existían por toda la ciudad. Un cronista musulmán de la época afirmaba que por todo el casco urbano de la ciudad había hasta 700 construcciones que tenían el agua como referente.

Pero Córdoba es mucho más que la Mezquita. Numerosos palacios, la ciudad de Medina Azahara, el Alcázar, un puente de 16 arcos, la plaza del triunfo, donde se observa  la arquitectura musulmana en sus delicadas ventanas… Córdoba es una delicia de esencias árabes que hoy aún pervive en cada calle, en cada fuente o en su Hammam.

Actualmente se puede disfrutar de las paredes encaladas, calles estrechas  y coloridos patios de esta época. En 1984 el casco histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

No tardéis en visitar esta belleza incomparable, en el casco antiguo se encuentra nuestro emblemático Hammam Al Ándalus, donde podrá revivir las gentilezas de nuestro pasado andalusí. Envuélvete  en el encanto de sus misterios, y báñate en la historia.

2 respuestas a «Córdoba, una metrópoli que marcó una época»
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