Julio es el ecuador del año. El momento para caer abatidos de cansancio. Y resurgir de nuevo con más fuerza de nuestras cenizas, como el ave fénix. Julio es el final y el principio. Es la fiesta de la juventud. Que nos recuerda que, sea cual sea nuestra edad, hay vitalidad dentro de nosotros. Solo tenemos que reactivarla y continuar.

Julio, el ciclo de la fuerza

Todo viaje tiene su parada. El momento en el que estás más cansado en una carrera es también el instante en el que hablas contigo mismo y durante fracciones de segundo te convences de que solo queda la mitad para acabar y puedes hacerlo. Porque la fuerza es un estado anímico que implica ser capaz de tomar contacto con nuestra propia fortaleza interior, para que nos aliente y nos inspire.

La conexión con uno mismo

Durante todo el año hemos vivido situaciones que nos han desgastado y estamos agotados. Nos falta la energía física, pero también sentimos agotamiento mental y por qué no, emocional. Por unos segundos, desconectamos de todo y tomamos contacto con nuestro propio potencial, para integrarlo a nuestra vida. Es el momento de activar simbólicamente nuestra capacidad para cargarnos.

Son esas pequeñas acciones que nos reconfortan y nos transmiten energía y poder. Pasear por un bosque, escuchar el sonido de la lluvia al caer, cerrar los ojos mientras olemos el salitre del mar, sacar la mano por la ventanilla de un coche en movimiento, abrazar el tronco de un árbol. Ejercicios que nos hacen conectar con nosotros mismos y encontrar nuestra fortaleza interior; que nos inspiran a reanudar nuestro camino.

Activación simbólica y física

Julio es también la fiesta de la juventud, caracterizada por la fuerza y el vigor. Es un mes para disfrutar de nuestra vitalidad. El sol y el mar. El tiempo libre y las evocaciones del verano. Todo a nuestro alrededor grita y susurra a la vez que nos dejemos llevar, que volvamos a ser niños, aunque esta etapa quede muy lejos de nuestra vida. Porque retornar a nuestras raíces siempre nos brinda el recuerdo de quiénes somos desde el origen y nos alivia de preocupaciones y dolores presentes.

Es un buen momento para premiar a nuestro equilibrio, situado en nuestra columna vertebral, que representa la estabilidad, estructura y firmeza interior. Y para activar la circulación, la oxigenación y la renovación. Podemos hacerlo concediéndonos una celebración. Recibir unas presiones para relajar la columna vertebral y terminar con la activación de la circulación nos dejará totalmente renovados.

Proyectar qué queremos

En julio continúa la magia que caracteriza a las fechas en las que nos volvemos a preguntar por nuestras inquietudes, sueños y aspiraciones. Y en este descanso y recarga de energía nos detenemos a proyectar qué nos gustaría conseguir en los próximos meses. Reflexionamos sobre lo vivido en la mitad del año anterior y dibujamos en un lienzo invisible los pasos del resto del camino, la mitad del año que nos espera cargada de momentos increíbles, todo lo increíbles que nosotros queremos que sean, pues todo dependerá de la proyección que hagamos, de la energía y las ganas que le pongamos.

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2 respuestas a «Julio, el ciclo de la fuerza»
  1. No en vano el Julio (J) es una medida de energía:
    El julio es la unidad derivada del Sistema Internacional utilizada para medir energía, trabajo y calor. Como unidad de trabajo, el joule se define como la cantidad de trabajo realizado por una fuerza constante de un newton durante un metro de longitud en la misma dirección de la fuerza.

    https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_(unidad)

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