Mes: agosto 2012

Consejos de belleza y bienestar, antes o después del Hammam

Sumerjámonos hoy en las experiencias y sensaciones que provocan los aromas; los vapores que envuelven tu cuerpo al introducirte en el Hammam, momento en que, de repente, es más fácil olvidar tus problemas e inquietudes, la mente se despeja casi a la vez en que se zambulle en las aguas cristalinas de los baños. Es un acontecimiento inigualable: no pensar en nada, solo aprovechar el momento y relajarse.

El silencio es tu mejor aliado

Es algo así como olvidarse del paso del tiempo; mantener una conversación agradable o, simplemente cerrar los ojos y dejarse llevar por el ambiente.

En realidad, al Hammam no es necesario ir acompañado, puesto que el objetivo es desconectar, encontrarse con uno mismo, percibir los beneficios del contraste del agua fría-caliente; de los aromas y esencias del entorno; de la luz tenue de sus salas; de los sonidos cálidos y los vapores que limpian por dentro. Es un conjunto de sensaciones que impactan y hacen sentir mejor a la vez.

La vida diaria ‘contamina’ el cuerpo y lo somete a un desgaste físico importante. Por eso, para ellas, son recomendables algunos consejos a tener en cuenta diariamente antes o después de disfrutar del baño, ya sea en casa o en el Hammam.

  • El maquillaje: rostro, ojos y labios, nos embellecen pero si no se retiran adecuadamente, se reseca el cutis y aparecen puntos negros que restan luminosidad a la cara.
  • La crema corporal, tan necesaria para mantener la piel sana e hidratada, es aconsejable eliminarla después de un duro día de trabajo, para poder aplicarla de nuevo, después de una ducha reponedora.
  • Los productos tan novedosos utilizados en el cuidado del cabello han de ser bien aclarados para deshacernos de sus componentes químicos y dar paso al nuevo enjabonamiento, que ayudará a mejorar la salubridad del pelo.
  • Las prendas a veces nos aprietan, algunas despintan en la piel; los tacones provocan durezas muy dolorosas; en el trabajo, se suelen adoptar posturas incorrectas que afectan a los músculos, causando contracturas y dolencias varias. Es recomendable adoptar posturas ergonómicas y cambiar de posición periódicamente.
  • Al hacer la compra, nos cargamos con demasiados artículos pesados, que repercuten negativamente en las articulaciones y en brazos y piernas que soportan todo el peso.

Por ello, es aconsejable recibir tratamientos como la eliminación de las toxinas acumuladas con ayuda de la acción de los vapores del agua caliente sobre el cuerpo, que abre los poros y los limpia. Después es necesaria una buena ducha de agua fría para cerrar los poros y evitar, así, que entren más impurezas. Y, por supuesto, un masaje que alivie la pesadez física y que haga descansar el cuerpo.

Un buen masaje reactiva la circulación, relaja y desentumece los músculos; renueva la piel, eliminando las células muertas con el guante de Kessa y el jabón de uva roja, entre otros, y los aceites esenciales aplicados posteriormente, hidratan la piel, proporcionando una sensación de suavidad y bienestar total.

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El hammam, un ritual centenario con varias fases

El hammam, un ritual centenario con varias fases

Es curiosa la cantidad de cosas que se pueden llegar a aprender buceando por la historia de los Hammam. Resulta fácil descubrir rituales y costumbres que acontecen tanto antes como después del baño. Y de las recomendaciones tan específicas que se han hecho a lo largo de la historia para la realización de este ritual.

Los hammam del mundo

Hoy queremos acercarnos a los diferentes y diversos hammam que hay repartidos por el mundo. Hay lugares donde son conocidos por baños árabes, turcos, saunas rusas, finlandesas, el Temazcal… Similares todos, pero diferentes cada uno, dependiendo de la época, de las demandas y necesidades de la sociedad en la que se establecieron y fueron evolucionando. En esencia, sus objetivos de bienestar y salubridad son comunes, pero las costumbres o utilidades cambian en función de la importancia otorgada por su cultura.

hammam del mundo

Día de compras con el mejor final posible

Ya sea entre semana, fin de semana, durante la mañana o durante la tarde, coincidiréis con nosotros en que es difícil resistirse a un buen paseo por el centro de la ciudad: Pararse en los escaparates, probarse mil prendas, dar y recibir opiniones sobre los modelitos, probar zapatos, sandalias, tacones o botas… Demasiado estrés, ¿no? Sobre todo cuando estamos ultimando compras para alguna ocasión especial o evento ¿Cómo liberar el estrés? 

 

Seguro que ya estáis adivinando la respuesta. Y es que la moda, el ritual de salir de tiendas, puede estar ciertamente relacionado con el que se vive en el Hammam. En ambos casos se trata de cuidar nuestro cuerpo, de ponerlo guapo, después de ‘maltratarlo’ un poco en el día a día.

Imaginad el plan del fin de semana. Objetivo: Encontrar ese traje o vestido perfectos para la boda que tenemos el mes que viene. Toda la mañana dando vueltas por las tiendas intentando encontrar algo cómodo y económico a la vez, por supuesto. El termómetro tirando hacia arriba, las calles concurridas, los centros comerciales masificados… y nosotros pensando que el conjunto perfecto está al caer. «Total si solo necesitábamos un vestido, zapatos, complementos», piensan ellas. «Yo creo que todavía me sirve la corbata de mi último cumpleaños», se dicen ellos, tienda tras tienda. Al final, ¿a quién no le ha asaltado un poco el agobio, cansado de andar de un lado para otro, mirando en todas las tiendas que conocíamos y las que nos iban aconsejando?.

Por fin encontramos lo que andábamos buscando. Y cuando paramos a disfrutar de nuestro hallazgo, después del sufrimiento, toca un merecido descanso, ¿no?.

Aunque la tentación de una cervecita con su tapa es grande, nos preguntamos: «¿Y si el día de la boda no entra el vestido que me acabo de comprar? En la tienda me estaba perfecto…» Y pensamos que no. Que la tapa no es tan buena idea. Que mejor es buscar el sitio idóneo para recuperar fuerzas y descansar cuerpo y mente. Que el agua fría y caliente, que el ambiente cálido y acogedor puede ser el mejor premio. Que quizá un masaje relajante que reactive la circulación y libere la pesadez del esfuerzo realizado durante el día sea lo que nos tenemos merecido. Es el mejor colofón a una jornada de compras… ¿No te parece?

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