Mes: julio 2012

El hammam como evento social y de reunión

Hoy aprovechamos para acercaros la cantidad de utilidades que se les atribuían a los baños árabes, tanto de higiene básica necesaria, como escenario de encuentro y costumbre social, al que todos tenían la posibilidad de acceder, mujeres y hombres, judíos, cristianos y musulmanes, ricos y pobres, pequeños y mayores… Todos eran bienvenidos a los baños. Cuestión bastante destacable ésta puesto que, hoy en día, no nos reunimos en los baños árabes a tratar problemas personales o acuerdos laborales. Es más frecuente frecuentarlos cuando estamos de vacaciones o porque alguien nos regala un recorrido en un hammam. Y, dado que según hemos visto, resulta tan beneficioso, no estaría de más abrirlos a nuevas y enriquecedoras prácticas.

Uno de los momentos especiales que se vivían en los hammam de la antigüedad, era cuando las mujeres del harén del palacio iban a los baños. Debían hacerlo acompañadas por sus sirvientes, en una gran ceremonia en la que hacían gala de sus toallas bordadas, zapatillas incrustadas de nácar… Pasaban horas y horas relajadas en la sala caliente. Era también el lugar adecuado donde las mujeres mayores buscaban las posibles novias para sus hijos.

Algunos de los utensilios que se llevaban en el baño, eran por ejemplo:

«El pestemal». que era una tela que cubría el cuerpo del bañista;

«Takunya», unas zapatillas de madera que se usaban en los baños, que progresivamente fueron sustituidas por las zapatillas de plástico

«Tarak kutusu», era una caja de cobre o de oro donde se guardaban el jabón, champú y demás objetos de baño.

«Tas» que era una palangana de cobre para bañarse.

Algunos de estos elementos ya no se usan, pero los demás incluso se pueden comprar en ciertos bazares.

Antiguamente, a la hora de construir los baños turcos se tenía en cuenta si era para hombres o mujeres. Hoy en día se utiliza la misma construcción para ambos sexos, lo cual amplía las posibilidades de disfrutarlo en pareja, en grupo de amigos o en familia.

Sea cual sea vuestra alternativa, el descanso y la relajación está asegurados.

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Descubre los efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente

Frío y calor. Dos elementos básicos de la experiencia del hammam. Agua fría y caliente para lograr múltiples efectos, según todas las recomendaciones en este tipo de espacios. Pero, ¿por qué la combinación de temperaturas resulta tan beneficiosa?. A continuación, repasamos algún testimonio que afirma que los efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente de un baño árabe son muy positivos para la salud. Cuando el cambio de temperatura se vive en el Hammam el efecto beneficioso se multiplica con el masaje que recibimos a continuación de la mano de expertos y rodeados de un ambiente de paz y tranquilidad.

Han sido muchos los personajes históricos que influyeron en la visión y utilización de los baños como, por ejemplo, el médico griego Galeno, que aconsejaba sobre las propiedades y beneficios del contraste de temperaturas del baño árabe: “no había nada más purificador que un baño combinando lo frío y lo caliente, lo seco y lo húmedo y lo esencial del Cosmos: tierra, agua, aire y fuego”. Para los griegos, el baño tenía un fin medicinal, reparador del cuerpo y de la mente y, por supuesto, del espíritu.

Efectos tonificantes del contraste de agua fría y caliente

Apuntaba Galeno el siguiente esquema a seguir: “Un inicial baño en seco, de vapor, tendrá como misión calentar y fundir las materias nocivas del cuerpo y limpiar la piel de impurezas y desigualdades que serán expulsadas con el fuerte sudor provocado”.

Se entiende que ya era conocida la propiedad que tenía la sudoración de eliminar las toxinas del cuerpo y continúa diciendo Galeno que: “el baño de agua muy caliente limpiará los resquicios de la epidermis, entrando por los poros limpios y devolviendo una humedad pura a las partes sólidas del cuerpo (carne y huesos) en sustitución de lo sudado”.

Y termina su prescripción indicando: “Un baño posterior con agua fría, refrescará el cuerpo contrayendo la piel y cerrando los poros ya limpios”. Este baño frío también tenía otro fin: provocar una vasoconstricción compensatoria de la vasodilatación de las fases cálidas del baño.

En conclusión a lo aconsejado por Galeno, el baño era indispensable y enriquecedor para el buen funcionamiento del organismo.

El punto de vista que aportó Galeno influyó positivamente en la apreciación y valoración que tenía el pueblo y la sociedad, en general, con respecto a la salubridad de los hammam.

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Conoce los orígenes del hammam

Bienvenidos al Blog de Hammam Al Ándalus, donde  encontraréis con una historia semanal acerca de los hammam, noticias sobre turismo relacionadas con cada ciudad y las ofertas más sugerentes de nuestros establecimientos.

Comenzaremos esta nueva aventura profundizando en la historia y la importancia, tanto en la antigüedad como en la actualidad, del uso adecuado del agua y los beneficios que aporta.

Pero ¿cuál es el significado de la palabra hammam?

Se refiere a un baño árabe o baño turco, que quizás sean los nombres con los que más se le conoce. Aunque fueron los romanos los primeros que comenzaron a usarlos, ya que conocían la importancia y riqueza de las propiedades del agua. Es por ello que el hammam encuentra su origen en las termas romanas.

Esta civilización transmitió dicha sabiduría a los turcos, que continuaron extendiendo la tradición y haciendo uso de los baños.

La razón principal de la utilización de los baños públicos era mantener la higiene corporal, pero también eran importantes puntos de encuentro de reunión social.

El hecho de acudir a un baño público suponía el cumplimiento de un ritual de preparación y limpieza, alternando la utilización de las salas de agua caliente con las de agua fría y con los masajes que procuraban los patrones, que eran las personas encargadas de realizarlos.

Los efectos de los vapores del agua y de los masajes eran muy beneficiosos en aquella época: abrían los poros de la piel para eliminar las impurezas acumuladas, sudando las toxinas nocivas; limpiaban las vías respiratorias; reactivaban la circulación sanguínea; relajaban los músculos del cuerpo; despejaban la mente de los problemas diarios y los aceites esenciales que se utilizaban, hidrataban la piel, otorgando una sensación de bienestar físico y mental.

Los pasos a seguir por los usuarios de los baños turcos comenzaban con la relajación en un cuarto de temperatura media, calentado por flujos continuos de aire caliente; luego pasaban a otro cuarto que tenía mayor temperatura que el anterior. Después se sumergían en una piscina de agua fría. Por último, se lavaban el cuerpo, recibían un masaje y se retiraban a otro cuarto para relajarse.

La diferencia con las termas romanas, es que en éstas encontramos tres zonas diferenciadas:

  • El Tepidarium era el cuarto de baño tibio de los baños romanos calentados por un sistema del hipocausto o de calefacción debajo del suelo.
  • El Caldarium era el cuarto que tenía un baño caliente y vaporoso calentado por el mismo sistema que el tepidarium.
  • Y por último, el Frigidarium era el local donde se tomaban los baños fríos y el último cuarto del ritual de las termas romanas.

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