Día: 6 de octubre de 2016

De repente, unas manos, por Virginia Galvín

De repente, unas manos, por Virginia Galvín

Las manos en el cuello, trepándose desde la nuca, esa sima incógnita que sustenta la vida, el afán, el pensamiento. Siempre he creído que dejarse tentar la cabeza es la entrega más dulce, más expuesta y más brava. No permito que nadie, o casi nadie, me acaricie la frente, la nuca o coronilla. Si sucede sin permiso me sobresalto,  quedo indefensa. Sansona en manos de Dalila.  No hay un clímax, hay un portazo que precede al siguiente, y al siguiente.