El verano concebido como estado de ánimo y refugio de paz, no como una estación del año en la que el calor nos abrasa y otras tierras tropicales junto al mar nos quedan lejos. Madrid puede convertirse en el oasis más paradisiaco, si sabemos cómo reinventarlo para después zambullirnos en él.
Somos agua. Agua que alimenta nuestra alma. Agua que fluye pizpireta por nuestra piel. Mantener a nuestro cuerpo hidratado es insuflarle salud, armonía y vida.